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Verano 2018*: Integrando Mindfulness en el tratamiento de Salud Mental

*Extracto de la publicación mensual de Food for Thought Verano 2018

Integrando Mindfulness en el Tratamiento de Salud Mental

SHARON THEROUX

PhD

En nuestra vida profesional, los clientes acuden a nosotros en busca de ayuda para mejorar su relación con la comida. Muchos simplemente pueden tener hábitos poco saludables, y ayudarlos a comer más sabia y conscientemente los pondrá de nuevo en el camino hacia la salud y el bienestar. Sin embargo, otros pueden tener problemas de salud mental, como depresión, ansiedad, adicciones o trastornos de la conducta alimentaria, lo que hace que el tratamiento sea más complicado. Las personas con problemas de salud mental tienen un mayor riesgo de enfermedades crónicas, como enfermedades cardiovasculares, diabetes, asma, epilepsia y cáncer (CDC, 2011). Conocer sobre estos problemas de salud mental y cómo las intervenciones basadas en la atención plena pueden ayudar al médico en el diagnóstico y tratamiento de estas personas.

La depresión mayor es un trastorno frecuente, grave y recurrente relacionado con una disminución en la funcionalidad y la calidad de vida de y con la morbilidad y la mortalidad (Kessler, 2013). Aproximadamente el 17% de los adultos de Estados Unidos experimentarán un trastorno depresivo importante durante su vida, y más de la mitad de ellos tendrá un episodio recurrente. Estos episodios pueden incluir una pérdida de peso significativa (por ejemplo, un cambio de más del 5% del peso corporal en un mes) sin estar a dieta, o una disminución o aumento del apetito.

Se estima que el 31% de los adultos de EUA experimenta algún trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas, y aproximadamente el 12% de los adultos tuvo un trastorno de ansiedad el año anterior. Los trastornos comunes de ansiedad incluyen trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social, trastorno obsesivo-compulsivo y trastorno de ansiedad por separación. Se diferencian de los temores o la ansiedad normales por ser excesivos o persistir más allá de los períodos apropiados para el desarrollo. Muchos trastornos de ansiedad se desarrollan en la infancia y tienden a persistir si no son tratados.


Los trastornos relacionados con el trauma y el estrés incluyen la exposición a un evento traumático o estresante como criterio de diagnóstico. La manera en que uno responde al trauma es bastante variable, desde la ansiedad o las reacciones basadas en el miedo hasta los síntomas anhedónicos y disfóricos. También se observan ira, agresión y disociación. Los trastornos más comunes en esta categoría, con su prevalencia de 12 meses entre paréntesis, incluyen trastorno de estrés postraumático o TEPT (3.5%), trastorno de estrés agudo (20% o 50% después de eventos traumáticos interpersonales) y trastornos de adaptación (5-20 %).

Los trastornos relacionados con sustancias, ya sean el alcohol, los opiáceos, los sedantes, los estimulantes o el tabaco, comparten una activación directa común del sistema de recompensa del cerebro que resulta en el descuido de las actividades normales. La característica esencial de un trastorno por uso de sustancias es que el individuo continúa usando la sustancia a pesar de los importantes problemas relacionados con las sustancias. La prevalencia de 12 meses de cualquier trastorno de sustancias es de aproximadamente 3.8%.

Los trastornos alimentarios se caracterizan por una "perturbación persistente de la alimentación o un comportamiento relacionado con la alimentación que provoca un consumo o ingesta de alimentos alterada que afecta significativamente la salud física o el funcionamiento psicológico" (APA, 2013). Los trastornos alimentarios más comunes, junto con sus tasas de prevalencia a los 12 meses, son la anorexia nerviosa (0,4%), la bulimia nerviosa (1-1,5%) y el trastorno por atracón (2,4%). Muchas personas diagnosticadas con un trastorno alimentario también sufren de depresión y / o ansiedad.

El tratamiento para las personas con problemas de salud mental generalmente incluye medicamentos antidepresivos / ansiolíticos y psicoterapia. Sin embargo, el costo y el estigma social asociado al tratamiento psiquiátrico interfieren para que las personas reciben la ayuda adecuada. Por ejemplo, aproximadamente el 37% de los adultos con un episodio depresivo mayor no reciben tratamiento. Aproximadamente la mitad del personal militar y veteranos con TEPT diagnosticable no buscan tratamiento (Colgan et al, 2016).


Las intervenciones basadas en Mindfulness (MBI) han demostrado ser tratamientos complementarios efectivos basados en la evidencia para la depresión y la ansiedad, y su uso va en aumento. La atención consciente, el principal elemento terapéutico de estos programas, se define como la conciencia que surge de prestar atención de una manera particular: a propósito, en el momento presente y sin prejuicios (Kabat-Zinn, 2013).

Los dos MBI más investigadas son Mindfulness Based Stress Reduction (MBSR) – Reducción de Estrés Basado en Atención Consciente- desarrollado por el Dr. Jon Kabat-Zinn en 1979 y Mindfulness-Based Cognitive Therapy (MBCT) (Segal et al, 2002) – Terapia Cogntiva Basada en Atención Consciente. Ambos son programas estructurados de 8 semanas que incorporan meditación, yoga suave de estiramiento y el desarrollo de habilidades de comunicación atenta. La investigación ha demostrado que la participación en estos programas produce reducciones significativas en los síntomas de depresión y ansiedad, y estas ganancias se pueden mantener a los seis meses de seguimiento (Vollestad et al, 2011).

Más recientemente, un meta-análisis de 47 ensayos de control aleatorizados con 3515 participantes reveló que los programas de meditación consciente eran tan efectivos como el ejercicio, la relajación muscular progresiva y la terapia de grupo cognitivo-conductual. Además, las estimaciones del tamaño del efecto de MBI en un período de 2 a 6 meses variaron entre 0,22 y 0,38 para los síntomas de ansiedad y de 0,23 a 0,30 para los síntomas depresivos. Los tamaños del efecto de las intervenciones basadas en la atención consciente son comparables a lo que se esperaría del uso de un antidepresivo, pero sin las toxicidades asociadas (Goyal, et al., 2014). Este resultado llevó a la revista médica, JAMA Internal Medicine, a recomendar que los médicos estén preparados para hablar con sus pacientes sobre el papel que podría tener un programa de meditación para abordar el estrés psicológico.

El entrenamiento breve de mindfulness también puede ser efectivo para reducir la reactividad del estrés psicológico. Las MBI a menudo consisten en tres prácticas principales de meditación: (1) escaneo corporal, en el que los participantes enfocan su atención de manera secuencial y sin prejuicios en partes del cuerpo; (2) meditación sentada, en la cual los participantes enfocan su atención en su respiración, sonidos en el ambiente, sensaciones corporales y su flujo de pensamientos y emociones; y (3) yoga consciente, en el que los participantes cultivan la conciencia consciente del cuerpo mientras se mueve, estira o sostiene una posición (Sauer-Zavala et al, 2013).






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